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Federació d'Associacions Veïnals de Mollet del Vallès

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA

Lo que nos queda

8 de marzo es nuestro día, una jornada por y para nosotras. Desde la lucha de las primeras sufragistas que reivindicaban el derecho a voto hasta nuestros días las mujeres hemos alcanzando muchas metas. Del ámbito privado y doméstico hemos pasado al espacio público y social. Nos hemos incorporado a la vida laboral y muchos de nuestros derechos se han visto reconocidos. Pero todavía se echan en falta muchas cosas. Queda mucho por hacer.

Hoy por hoy nadie duda de la capacidad que tenemos las mujeres de llegar allí donde nos proponemos. No obstante, que nadie se lleve a engaño, la participación de las mujeres en la sociedad es aún reducida respecto a la presencia masculina. En nuestra lucha por igualar las condiciones de intervención social, deberíamos contar con el compromiso de todos los ámbitos de la sociedad, los asociativos, los laborales, los culturales y los religiosos, para incrementar nuestra participación en ellos.

Una de las muestras de emancipación de las mujeres ha sido la incorporación al entorno laboral. Las mujeres somos económicamente independientes, desempeñamos cargos de distintos niveles y realizamos profesiones que hasta ahora nos habían sido vedadas. Pero no hemos ganado en todo, la paridad salarial entre mujeres y hombres aún está lejos, las mujeres seguimos cobrando entre un 20 y un 30 por ciento menos de sueldo. Y tampoco nos está siendo fácil conciliar la vida laboral y la familiar, hace falta que los esquemas sociales cambien en favor de una repartición equitativa de las responsabilidades familiares entre hombres y mujeres.

En cuanto al trabajo por nuestra igualdad de derechos, éste debe partir de lo más básico: la educación. Con un replanteamiento de los conocimientos, los valores y las actitudes que se imparten en la escuela se pueden abolir los estereotipos discriminatorios y potenciar la formación de las mujeres en igualdad de derechos. También las instituciones nacionales e internacionales tienen que concienciarse plenamente de ello y adoptar medidas efectivas que hagan respetar esos derechos que nos pertenecen.

  

Una especial atención merece el problema de la violencia de género, que continúa siendo una de las lacras de los países occidentales. Aunque la situación todavía es más grave en los países del tercer mundo, donde muchos estados legitiman el maltrato. La intervención de las instituciones internacionales para prevenir y analizar la violencia de género no puede hacerse esperar. La sociedad debe dirigir sus esfuerzos hacia la formación y la sensibilización del respeto hacia las mujeres.

El entorno político es otra muestra de desigualdad entre los géneros. Si las mujeres estamos reconocidas como parte activa de la sociedad, resulta contradictorio que no participemos en igual forma de los cargos de poder. Así pues, una de las claves de nuestra batalla debería ser intervenir directamente en las tomas de decisiones políticas.

Así las cosas, las mujeres no nos rendimos, seguiremos trabajando por alcanzar nuestros objetivos. La perspectiva del tiempo nos permite ver lo mucho que hemos conseguido y eso es un aliento para luchar cada día más por la igualdad. La celebración del 8 de marzo es la ocasión idónea para recordárselo al mundo y levantar nuestra voz.

Autora: Mercedes Vidal.

 

Secretaria federación de asociaciones vecinales de mollet del vallés

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